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Un ensayo iluminadorásobre las múltiples y sutiles maneras en que la realidad se encarna en la poesía. El poema toca la vida. Quizá porque, como en la vida, en cualquier obra de arte el sentido no es algo dado, sino algo que hay que encontrar, asignar o estar en disposición de recibir. En este ensayo, Mariano Peyrou investiga las maneras en que determinadas obras intentan suprimir la distancia entre el arte y la vida e integrar el ámbito de la obra y el de lo real. Para alcanzar una mayor espontaneidad, una mayor naturalidad, a veces se pone el foco, más que en el producto, en el proceso creativo; para generar un espacio más libre y dinámico, a veces la atención se centra en el impulso creador. Se trata de una aspiración antigua, que puede rastrearse desde los orígenes de nuestra cultura, pero que se manifiesta con gran intensidad y de un modo nuevo a partir del siglo pasado.A través de un amplio recorrido por obras e ideas de poetas, artistas y músicos, el autor investiga cómo puede entrar la realidad en la pieza artística, cuáles son los mecanismos de continuidad de lo supuestamente discontinuo, y analiza diversas estrategias para superar los límites. «El estatus complejo, ambiguo e indecidible del poema se refleja también en esta otra de sus dimensiones: no es ficción, no es realidad.» EnáYo soy la naturalezaáhay una fuerza que nos desplaza hacia fuera, hacia esas formas artísticas que recogen y generan un deseo de movimiento, que son el resultado de una concepción del arte que también es una concepción de la vida, y que se parece mucho al deseo de vivir.