Introducción
En un mundo de constantes cambios y en el que los imperios económicos internacionales aspiran al control total de la política económica de los países en vías de desarrollo, África ahora más que nunca se encuentra en una posición muy vulnerable.
Por un lado, las antiguas metrópolis que durante siglos y hasta el presente han expoliado y explotado sin ningún respeto el continente africano, ahora vienen con un ´´traje nuevo´´, con una nueva faceta de ´´socios´´ o aliados para ´´la cooperación internacional´´, un modelo de cooperación en el que solo importa lo que digan los países más grandes y con más armas, los mismos que han dividido África y a los africanos en un montón de países chiquititos que no pueden ni ponerse de acuerdo; una cooperación basada en ignorar sistemáticamente las verdaderas necesidades del continente africano pues, a fin de cuentas, ello solo es responsabilidad única de los Pueblos africanos y de sus dirigentes.
Por otro lado, los constantes conflictos internacionales que demandan cada vez más materias primas y cuya exportación masiva y la corrupción institucionalizada que la acompaña limita en gran medida las posibilidades de crecimiento y desarrollo de las naciones africanas.
Es así que, el siglo XXI solo es el comienzo de una época en la que África debe definir su independencia política y económica hacia su desarrollo industrial para la prosperidad de los pueblos africanos o sufrir las consecuencias de la sumisión a los imperios coloniales que ahora se dicen ´´amigos de África´´.
Sea como fuere, el papel de China en la historia y el presente de África es y será crucial, pero al mismo tiempo levanta muchas incógnitas.
África necesita aliados, y no amigos de mentira, y ese ha sido el resultado de la triste historia desde los primeros contactos con los europeos en el continente africano. No vinieron ni para hacer el bien, ni para quedarse, sino para llevárselo todo por tierra, mar y aire, y África no puede volver a pasar por eso, ni permitir que siga sucediendo, le pese a quien le pese.
El caso de China es aun más preocupante para muchos porque su hambre de materias primas es mas voraz y no tiene límites, pero la cooperación con el gigante asiático está dejando a lo largo de su camino un desarrollo y un progreso sin precedentes en muchos países africanos.
En efecto, solo entre 2001 y 2018, China prestó aproximadamente 126.000 millones de dólares a los países africanos, e invirtió 41.000 millones de dólares en IED (Inversión Extranjera Directa), lo que ha transformado muchas naciones africanas de la pobreza y el subdesarrollo extremo hacía unos ´´rayos 'de esperanza.
A diferencia de los tradicionales expoliadores del continente africano y promotores de su subdesarrollo sistemático, China desea la industrialización, el progreso y el crecimiento económico para África, pero para que ello se materialice, primero debe ser una realidad creíble en las mentes de los africanos.
De nada sirve desear el bien para África si los africanos prefieren seguir subordinados al papel que el racismo y el comercio injusto - si es que se puede si quiera llamar comercio a eso - les ha legado.
¿Porqué China está en África?
Bueno, la respuesta la encontrarás en este libro.
Gracias por leer estas líneas.
Javier Clemente Engonga.
14.07.2022