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¡Ponte, mesita! es el título de un relato de los hermanos Grimm que Anne Serre adapta y pervierte en esta fascinante fábula amoral. Una deliciosa y perturbadora fantasía erótica que la autora sitúa bajo el influjo del Marqués de Sade, pero que también bebe de la prosa de Georges Bataille y su espléndida Historia del ojo. La mesa del cuento de los autores germanos, que se colma de manjares al pronunciar las palabras mágicas, es el escenario principal de la novela, el centro de la casa familiar de la rue Alban-Berg, en el que sus habitantes dan rienda suelta a sus más bajos instintos: «Ni mucho menos pretendo hacer aquí una apología de los vínculos sexuales entre familiares: soy consciente de que es un tema sumamente delicado», escribe sucintamente la narradora. La novela se lee en un suspiro, la pluma de Serre, irónica y juguetona, nos sumerge en la atmósfera de los cuentos infantiles, donde lo real se transfigura y transitamos un espacio sin ley. En este cuento fascinante y terrible encontraremos un ogro lobuno, Pierre Peloup, que devora a los niños, y una familia que vive al margen de los tabúes occidentales: la pedofilia, el adulterio y el incesto. Pero en la novela su protagonista narra también la dolorosa expulsión del paraíso de la infancia, los avatares de un cuerpo que en su tránsito a la edad adulta hallará refugio en la palabra y, sobre todo, en la literatura. «Anne Serre construye esta novela como un cuento elegante y estremecedor, sutilmente escandaloso, ambiguo y seductor como un cuadro de Balthus» (Nathalie Crom, Télérama). «Un cuento gozoso, acerca de una infancia encantada, donde los padres, los amigos y los niños retozan juntos en una orgía formidable y feliz» (Anne Diatkine, Libération). «Una fábula para adultos, usa fantasías y prohibiciones y las echa al caldero hirviendo de la escritura. Para tal alquimia hace falta el gran talento de Anne Serre, escritora de novelas que infunde a la ficción -por lo tanto, a la mentira- una fascinante verdad» (Sophie Creuz, LÆEcho). «En estos tiempos en que se comercializan sin cesar escándalos de pacotilla, Anne Serre, con este texto duro y enigmático, reafirma con excelencia los derechos de la literatura» (Alain Nicolas, LÆHumanité). «Un cuento naíf y cruel. Cautivador» (Eric Chevillard, Le Monde des Livres). «Un shock literario» (Marianne Payot, LÆExpress). «Con ¡Ponte, mesita! Anne Serre intriga, desconcierta, pero también seduce. La admiración, la ingenuidad y la ausencia de juicio moral dibujan en el relato un halo alucinado» (Hélèna Villovitch, Elle).