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Hacer cosas con palabras: así define J. L. Austin el objeto de su análisis pragmático de los discursos, de la relación que la sintaxis de los signos y su contenido semántico mantienen con los agentes de todo proceso comunicativo y con su contexto. Tal perspectiva hizo cobrar actualidad a la Retórica, la disciplina creada por los sofistas que pervive con redoblada vigencia en nuestra galaxia digital y que en la democracia norteamericana ha dado interesantes ejemplos de eficacia política con Reagan u Obama. Es obligado, así, prestar atención a los arrabales de lo literario, allí donde la palabra eminente, sin renunciar a sus rendimientos estéticos, atiende también a otros fines y toma como su referencia no solo la realidad existente, sino también la que ella misma crea. Se reúnen aquí doce capítulos que tratan de cómo la Retórica sirve a la pura literatura, pero asimismo a la jurisprudencia, la política, la publicidad, el urbanismo o la invención -más que la recreación- de la propia existencia de las personas que escriben su autobiografía. Destaca la figura de Marshall McLuhan, que con The Gutenberg Galaxy ha ejercido una enorme influencia. Sus estudiantes enseguida le revelaron que pertenecían a una galaxia tecnológica, comunicativa y cultural distinta a la de un profesor de literatura, inmersos como estaban ya en la burbuja de los 'medios de comunicación eléctricos'. Falleció en 1980; no pudo, por lo tanto, sino barruntar en sus páginas más visionarias la irrupción de la 'Galaxia internet' de los 'nativos digitales'.