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Aunque Plinio el Viejo destacó como militar, sobre todo se le recuerda como científico y hombre de letras. Su pasión por el mundo que le rodeaba y su afán por comprenderlo y por recopilar la mayor cantidad posible de información sobre el universo conocido le llevaron a ser, según Aulo Gelio «el hombre más sabio de su época». Guy Serbat, uno de los mayores expertos en la obra del erudito romano, dibuja un retrato de él que revela la verdadera importancia de este escritor y de su obra magna: la Historia natural. Serbat hace una apasionada y lúcida reivindicación de la figura de Plinio el Viejo, a quien durante una época de vertiginosos avances científicos se le había criticado injustamente por no contrastar todos los datos que recogía. En realidad su Historia natural es una monumental obra, el trabajo de una toda una vida, que sorprende todavía hoy por su meticulosidad, su profusión de información y por ser un reflejo directo del espíritu y la filosofía de una de las épocas más gloriosas de la historia de Roma.