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El lector europeo, culto y enterado, está acostumbrado a identificar la literatura en hebreo con un acotado número de autores. El hebreo moderno, representante y heredero de una tradición clásica que se remonta a la antigüedad, anterior aun a la consolidación de la literatura homérica, es de hecho una lengua minoritaria, cuyo principal centro cultural es actualmente el hogar nacional de la gran mayoría de sus hablantes, el Estado de Israel. (?) Por ello mismo se comprende la importancia de toda ventana que se abre para dar a conocer las riquezas de la cultura hebrea actual. Es en este contexto que se ha de considerar la literatura de Jonathan Fine. Sus relatos, tal como se presentan al lector hispanohablante a través de esta traducción de su Mario corre lejos, se enmarcan en la temática que preocupó de manera persistente a la literatura hebrea desde finales del siglo xix, específicamente al tocar de manera persistente y variada el tema del «caminante», el individuo que deambula en busca de su lugar en el mundo, de un sitio que sea un hogar viable o siquiera un entorno de menor conflicto. El esfuerzo de Fine, siempre revestido de ironía, autocrítica y gran energía narrativa, ha dado lugar a relatos de alta sensibilidad con momentos de gracia y emoción. Jonathan Fine falleció inesperadamente en plena madurez. No dudo de que le habría encantado saber que su Mario sigue corriendo y llega ahora a los lectores de lengua española, quienes disfrutarán de esta intensa oportunidad de conocerlo. Jonathan Fine se lo merece, y los lectores merecen leerlo.