Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Mallorca no es como dijo la famosa escritora George Sand (1838) "la verde Helvecia bajo el cielo de Calabria". No necesita serlo, ni siquiera necesita comparación: fue, es y sigue siendo una de las islas más bellas del mundo. Está formada por una serie de paisajes que contratan por su horizonte distinto: la Mallorca profunda o interior no tienen nada que ver con de la Sierra de Tramuntana declarada Patrimonio de la Humanidad o con los humedales isleños, como la Albufera paraíso de ornitólogos. Alfombran el suelo mallorquín la trilogía de cultivos mediterráneos: almendros en flor, vid y olivos más los algarrobos, encinas y los pinos que escarpan en Mallorca hasta los acantilados. Las playas y calas mallorquinas figuran entre las mejores del Mediterráneo, haylas para todos los gustos, para los solitarios y para los que busquen el bullicio y la marcha. A lo anterior se une una docena de pueblos con encanto como Valldemossa o Deià y Palma, con uno de los cascos históricos más impresionantes y grandes del mundo. Mucha riqueza artística atesora Mallorca más una infraestructura turística de primer orden.