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Desde la publicación en 1843 de sus primeros discursos religiosos -inmediatamente posteriores a O lo uno o lo otro-, Kierkegaard se consagró intensamente a la tarea de la predicación escrita del cristianismo auténtico, en consonancia con su propósito de «introducir el cristianismo en la cristiandad». Dicha escritura fue realizada casi siempre en nombre propio, a diferencia de las grandes y más brillantes creaciones de los seudónimos, con las que se fue entreverando. Es en los discursos religiosos y cristianos -ofrecidos, en palabras del escritor, «con la mano derecha, en oposición a la obra de los seudónimos, que se brindó y se brinda con la izquierda»- donde habría que buscar, según Kierkegaard, la veta más honda de su actividad literaria: lo edificante. Los trece discursos aquí reunidos, seleccionados y traducidos del danés por Demetrio Gutiérrez Rivero, pertenecen a los años 1847-1849, la época más madura y definitiva de la producción de Kierkegaard. Su tema bíblico común es el comentario de la parte del Sermón de la Montaña en que Jesús, a propósito de los lirios del campo y de las aves del cielo, habla del servicio exclusivo divino y de la confianza en la Providencia. Desprovistos de la ironía, el talante combativo y los vericuetos de sus escritos éticos y estéticos, estos discursos brindan una aproximación distinta a conceptos y categorías existenciales nucleares del pensamiento kierkegaardiano, como son las de individuo, espíritu, instante, elección, «delante de Dios», fe o pecado.