Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
«Mi oficio de escribiente me recuerda esos castillos de naipes que tanto gustan a los niños y que se desmoronan cuando nos tiembla la mano. Mejor nacer dos siglos antes e imitar a la señora Kirchgessner, ciega pero virtuosa de la armónica de cristal, quien durante toda su vida deleitó a la aristocracia con tal instrumento».áLa señora Kirchgessner (1998)á«Jano tiene cien años y ha decidido sentarse bajo el níspero a contar los días, sin ceder a las tentaciones mundanas. Le parece una decisión juiciosa y adecuada a las circunstancias. No hará nada, dejará vagar sus pensamientos como nubes, más allá de las hojas».El níspero (2001)«Los lugares del delito, un título casi policíaco para un libro en el que Luigi Pintor confiesa: «mi aspiración adolescente era convertirme en un idiota, que para los griegos significaba mantenerse apartado y ser inocente. Si debía crecer, me parecía la mejor manera de hacerlo. En cambio, un estúpido se mete en todo sin entender nada y, muy a mi pesar, tomé ese camino».Los lugares del delito (2003)«Un libro sirve a quien lo escribe, raramente a quien lo lee. Por eso las bibliotecas están llenas de libros inútiles».áLuigi Pintorá