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Este libro trata de la globalización económica desde una visión, a la vez histórica y política, de las transformaciones que están en marcha hoy en Europa. Por eso trata principalmente de dos de sus aspectos: la reestructuración espacial y productiva de la Europa central y oriental como elemento clave de la recomposición de la tasa de beneficio, y la creación del euro, no sólo como medida protectora del mercado interno unificado, sino como expresión de una rivalidad creciente entre la Unión Europea y Estados Unidos, pues no hay que olvidar que la moneda es símbolo de soberanía y mecanismo de extracción del excedente mundial al servicio de la potencia dominante. Europa pugna por alcanzar mayores cotas de poder y de mercado, pero dentro de un modelo de acumulación mundial que está sometido a las exigencias y prioridades del capital financiero privado, altamente concentrado. Un régimen de acumulación que está permanentemente a la búsqueda de la estabilidad político-económica y de nuevas áreas de intervención, y que conduce directamente a la instauración de una economía en la que la guerra tendrá un papel cada vez más importante, una guerra infinita cuyo carácter económico-estructural estamos contemplando ya. Y todo ello en un marco en el que el desempleo y la precariedad se han convertido en un factor estructural que, junto a los continuos ataques a las conquistas sociales alcanzadas en el siglo XX, permite el aumento de la explotación de los trabajadores en activo.