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RODRIGO CORTÉS Y TOMÁS HIJO TALLAN CON LA PALABRA Y LA GUBIA UNA FÁBULA GRÁFICA ÚNICA «Los libros de Rodrigo Cortés contienen un espectáculo maravilloso y deslumbrante de imaginación y fantasía. Es uno de nuestros escritores más originales, distintos, un elegido llamado a perdurar».Manuel Vilas «Tomás Hijo es, en mi opinión, uno de los grandes grabadores modernos». Guillermo del Toro Pedro de Poco nació boca abajo y a la segunda. Ha sido monje, ladrón, santo, mendigo, pastor, nada. Su vida transcurre con la cadencia de las cosas pequeñas y las cosas grandes, que son las mismas cosas, inexplicables e ignoradas. En el mundo de Pedro de Poco hay jilgueros, grajos y buitres, sirenas y niños que tocan la vihuela, sobre un suelo lleno de milagros que no importan, maravilloso e indiferente. Pedro de Poco no es indiferente, es solamente una piedra que late. Una piedra blanda. La piedra blanda es el fruto del trabajo conjunto entre el escritor y cineasta Rodrigo Cortés y el grabador Tomás Hijo; una novela enteramente tallada, hija de la tradición picaresca, que es también un homenaje al origen de todos los libros, al misterio y la fascinación de que están hechos los árboles del bosque. «Rodrigo me mostró el primer borrador de su idea en un bar de Madrid. Lo leí mientras se zampaba una tostada enorme. El texto estaba lleno de misterios contados con franqueza y de imágenes deslumbrantes invocadas como cosas corrientes. Hay una emoción inconfundible (pero difícil de describir) que aparece cuando te encuentras con algo así: una impaciencia, una sensación casi física de necesidad, de ganas de agarrar un lápiz y de escuchar cómo la punta rasca el papel mientras las ideas toman forma».Tomás Hijo sobre Rodrigo Cortés «Perderse en un grabado de Tomás es abandonarse al placer de observar, buscar las siete diferencias sin comparar nada con nada. Qué agradecido se siente el escribidor entonces, cuando las palabras se disuelven en su tinta y de ellas sólo queda la estela. Porque La piedra blanda, huelga decirlo, no es texto ilustrado, es un motete a dos voces, una fuga a cuatro manos; nada es antes ni es después, todo es un cantar de ida y vuelta».Rodrigo Cortés sobre Tomás Hijo