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La amistad es algo tan bueno que nadie querría vivir una vida sin amigos, decían los clásicos. De esta afirmación ha nacido una larga tradición filosófica y literaria que ha exaltado el valor de la amistad y que continúa hoy a través de las series, el cine y las propuestas de autoayuda. El hilo conductor de esta tradición es que hay una amistad perfecta o verdadera, incluso pura, que no se confunde con los intercambios de la vida social ni con las dependencias de otros vínculos. El valor de la amistad se pone en el centro, porque si algo nos hace sufrir actualmente son nuestras vidas abocadas a la falsedad, al aislamiento y a la soledad no deseada. Este libro parte de una sospecha hacia este ideal ético de la amistad. ¿Qué se esconde tras este ideal de pureza? ¿Cómo se ha podido mantener estable a lo largo del tiempo y a quién se dirige? ¿A quién deja fuera? ¿Nos sirve para explicarnos el sentido, el dolor y los miedos que atraviesan nuestras relaciones de amistad? Estirar el hilo de estas preguntas nos descubre otra manera de entender qué papel juegan los amigos y las amigas en nuestras vidas. ¿Por qué están ahí? Podríamos vivir vidas perfectas perfectamente socializadas a través de la pareja, la familia, el trabajo o nuestras aficiones, y no tener nunca ningún amigo. De hecho, la amistad es la única relación social estable para la que no hemos inventado ninguna institución. No nos inscribimos ni nos registramos, tampoco firmamos ninguna ley ni ningún contrato para ser amigos. La amistad es una pasión extraña que abre la puerta al mundo de los extraños.