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Nueva York, primera década del siglo XX, una gran ciudad que está entrando de lleno en la modernidad. En estos años se sucede entre la alta sociedad una serie de asesinatos y de escándalos sexuales. Pero la modernidad de Nueva York también es el interés que despiertan las nuevas ideas. El 29 de agosto de 1909, llega Sigmund Freud. Y esa misma noche encuentran el cadáver de una joven, víctima quizá de un juego sexual que rebasó todo límite. O tal vez la obra de un sádico asesino en serie. Porque al día siguiente, otra rica heredera, Nora Acton, consigue escapar a un ataque del que parece ser el mismo asesino. Nora tiene las claves para descubrir al asesino, pero ha perdido la voz y sufre de amnesia. El doctor Stratham Younger, psicoanaliza a Nora para que pueda recordar, y es el propio Freud quien supervisa las sesiones. ¿Qué le sucedió a Freud en Nueva York, que nunca más volvió a los Estados Unidos? «Inesperada droga anfetamínica... Me ha obligado a robarle horas al sueño para poder seguir pasando sus páginas con nocturno frenesí» (M. Rodríguez Rivero, ABC).