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La escritura china, símbolo de la unidad y continuidad de los mundos chinos, y una de las claves de la esfera cultural sínica, desafía a las escrituras alfabéticas que son múltiples y fragmentadas. Esta diferencia ha fascinado a los occidentales y para explicarla se ha especulado mucho creando una serie de mitos y estereotipos todavía muy arraigados. Esta obra se enfrenta a la creencia en la superioridad de los alfabetos sobre la escritura china, descrita como excesivamente compleja y patrimonio exclusivo de una minoría privilegiada. Los caracteres no son imágenes de donde emana el sentido, sino simples palabras que se pronuncian y forman textos articulados gramaticalmente. La transcripción de los sonidos en letras latinas, denominada pinyin, es un modo de enseñar una pronunciación estándar a todas las personas de China, independientemente de la lengua que hablen. La tasa de analfabetismo en China no es especialmente elevada y el aprendizaje de la escritura es similar al de cualquier otra lengua. La escritura china se ha adaptado a las innovaciones técnicas de la modernidad, a la informática y a los mensajes de teléfono móvil, por ejemplo. Y lejos de desaparecer o debilitarse, por su supuesta dificultad o por la amenaza del avance de lenguas como el inglés, continúa siendo una poderosa y fuerte marca de identidad. Viviane Alleton en La escritura china nos ofrece un apasionante relato de la historia y de la superación del desafío de la modernidad de una escritura tradicionalmente considerada, por quienes utilizan escrituras alfabéticas, ineficaz para los nuevos tiempos. La vitalidad de la misma nos obliga a revisar las quimeras que todavía la envuelven, tarea que afronta de una forma sencilla y brillante esta obra que se ha convertido en un clásico.