La dificil cuestion de los tiempos

« Lotta Comunista » vio la luz enfrentándose a la « cuestión de los tiempos ».

Los hombres, que fueron sus fundadores, a finales de los años Cuarenta del siglo pasado, empezaron a buscar a tientas su camino entre las nieblas ideológicas del reparto de Yalta. Sin un conocimiento exacto de las fuerzas en juego de la clase dominante, las fuerzas de clase estaban dirigidas a ser instrumento de otros, remolcadas por una u otra fracción del imperialismo : imperialismo itahano, partido ruso, partido americano, partido europeo.

En el resumen de Cervetto, la fuerza social del capital se ha multiplicado por tres veces en 1917, cuando el empuje contradictorio de aquel desarrollo por primera vez originaba una guerra mundial, y abre la carrera al Octobre revolucionario. La production se multiplica por otras dos veces en los años Veinte y Treinta, preparando una Segunda Guerra Mundial doblemente destructiva ; al finalizar el conflicto es seis veces superior respecte a la de la época del Capital de Marx. En los cuarenta años que siguen de « no guerra mundial », el producto social se ha multiplicado por otras tres veces. Tres veces más destructivo que en el Segundo Conflicto mundial, de Auschwitz, de los Gulag y de Hiroshima, veinte veces más desde los tiempos de Marx.

Cervetto hace estas evaluaciones a mediados de los años Ochenta. Desde entonces, las potencias consideradas en aquella cuantificación estadstíca - por aquel entonces todas las potencias del imperialismo con la única exception de la URSS - se habían multiplicado más o menos por otras dos veces y la producción mundial por tres veces, pero Asia por otras seis veces y China por diez veces. El desarrollo imperialista multiplica las fuerzas del capital y extiende el mercado capitalista a toda la población mundial, en aquellas que en 1957 eran las áreas del subdesarrollo del capitalismo. Y engendra en el desigual desarrollo nuevas potencias imperialistas que ya comenzaban a competir por un nuevo reparto.

China es un mundo que se añ ade al mundo. En la historia del imperialismo, ningún desplazamiento importante en las relaciones internacionales se ha quedado nunca sólo en el terreno patífico. Y ninguna potencia nunca ha representado, por sí sola, una mutación de las relaciones de fuerza tan radical.