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No todo estaba dicho sobre las ambiguas y complejas relaciones de Hitelr y Stalin, como demuestra Lukacs (Cinco días en Londres y El Hitler de la historia) en su último libro, un novedoso retrato de las tesniones entre los dos adversarios más poderosos de la Segunda Guerra Mundial que culminaron en la invasión de Rusia por el ejército alemán en la madrugada del 22 de junio de 1941. Convencido de que la historia se desarrolla por decisiones personales antes que por fuerzas ajenas a sus lideres, Lukacs desafía las ideas comúnmente aceptadas en torno a la mayor ofensiva militar de la historia y sugiere que el objeitvo último de Hitler era Inglaterra. Si la Rusia comunsita era derrotada, tanto Inglaterra como Estados Unidos se replantearían su decisión de enfrentarse a Alemania. La perspicaz pluma de Lukacs nos transporta a Berlín, Londres y Moscú en las horas previas a la Operación Barbarroja y nos descubre a un Hitler perturbado por negros presagios y a un Stalin lento en reaccionar pero que terminó asumiendo el papel de estadista que le permitió salir victorioso en la guerra. Ironías de la historia, según Lukacs, narradas con su talento y audacia intelectual habituales.