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Mientras ve correr a sus galgas por el bosque, un hombre comienza a recordar de manera posiblemente desordenada múltiples episodios de su vida que han confluido para conducirlo lentamente al punto preciso en el que se encuentra. Recuerda cómo su nacimiento con un extraño síndrome lo marcó desde pequeño, al igual que a su familia pues, por ejemplo, su madre tuvo que crear todo un cuadro asmático para el hijo, ya que le era imposible definirse como la madre de un niño mutante. Regresa también el recuerdo recurrente de un personaje clave de su infancia, el Padre Felipe, quien tiene que defender el honor de su madre frente a un estudiante que la insulta de manera descarada. Asimismo, el hombre entabla amistad con un fotógrafo ciego, llamado Paco Grande, que es encarcelado por traficar con grandes cantidades de marihuana en una avioneta que termina sufriendo un accidente, y tiene también el recuerdo constante de cuando iba a formar parte de un inmenso cartel colocado en una calle de Manhattan. ¿Cuál es el vínculo que articula éstas y otras múltiples historias que se presentan como caóticas en la mente del narrador? Una figura recurrente que aparecía en los sueños de su padre: el hombre dinero. El hombre dinero se dedica, por todos los medios, a acumular dinero en un oscuro departamento destinado para esos fines. «El dinero se mueve», «El dinero está vivo», repite a menudo el hombre dinero en el sueño del padre, poseído por el afán de poseer «todo el dinero del mundo», «por el gusto de recolectar, la mayor parte posible de dinero», incluidos unos extraños billetes caracterizados por los rostros de Cervantes, Dante, Shakespeare y demás escritores legendarios. Con una angustiante parsimonia, el mundo del hombre dinero se desmorona ante la mirada de un gato llamado Jeremías, que aparece como una especie de presencia demoniaca encargada de atormentarlo por su desmedida ambición.