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Romántica aventura cristiana o última invasión de los bárbaros, movimiento animado por razones religiosas o saqueo guiado por la ambición y la codicia, la historia de las cruzadas constituye un acontecimiento decisivo en la Edad Media. Antes de su inicio -en el siglo XI- los grandes centros de la civilización eran Bizancio y los países del Califato árabe; antes de su conclusión -en el siglo XIV- la hegemonía de la cultura y del poder se había desplazado ya hacia Occidente.Para comprender ese lento pero irresistible movimiento de deriva no basta con estudiar las circunstancias que dan cuenta de su génesis en Europa; es preciso también explicar las condiciones que en Oriente posibilitaron el avance de los cruzados. La mirada debe abarcar desde el Atlántico hasta Mongolia, y el espectador ha de situarse en la perspectiva tanto de los francos como de los árabes y los cristianos de Oriente. Los tres volúmenes de la obra original están ahora reunidos en uno solo con tres partes: «La primera Cruzada y la fundación del Reino de Jerusalén», «El Reino de Jerusalén y el Oriente Franco» y «El Reino de Acre y las últimas Cruzadas». Estos textos constituyen la mejor ilustración de las vastas posibilidades de una historiografía que se niega a permanecer encerrada dentro de las fronteras de la erudición alejandrina y la parcialización de las especialidades y considera su principal deber «registrar en una extensa sucesión los hechos y movimientos más importantes que han dominado, con su vaivén, los destinos del ser humano».