Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
La Unión Europea sufre la crisis económica más larga de su historia y afronta una oleada migratoria y de refugiados como no se ha visto en mucho tiempo. Es también la primera vez, con el brexit, que un país abandona el proyecto europeo. Podríamos seguir con la lista de las tensiones a las que se enfrenta la UE: atentados terroristas, cifras desorbitadas de paro juvenil en la Europa mediterránea, la peculiar situación griega... A lo que hay que sumar las provocaciones de Trump, Putin y Erdogan desde el exterior. Nos hallamos frente a una situación inédita, que no tiene precedentes y frente a la que no hay brújula que valga. Y, sin embargo, Enrico Letta, que fue primer ministro de Italia durante los años tormentosos de la crisis del euro, no tiene ninguna duda de que la construcción europea debe seguir avanzando, contra viento y marea. El futuro, sostiene, pasa por «desbruselizar» Europa, por democratizar su funcionamiento y por acercar de nuevo el proyecto a aquellos que sienten que les ignora. En resumidas cuentas, por presentar la Unión Europea no como alternativa a lo peor sino como una apuesta por lo mejor. La victoria de Emmanuel Macron en Francia puede contribuir a ello. Europa tiene que reencontrarse a sí misma y convertirse en una potencia en valores, los mismos que pueden hacer de ella una referencia ética para el resto del mundo.