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La Primera Guerra Mundial certificó la llegada de una nueva era y marcó el principio de un periodo de militancia ideológica y política sin precedentes en Europa desde 1848. A pesar de que se mantuvo neutral durante todo el conflicto, España no fue ajena a este proceso. La decadencia del régimen restauracionista y la emergencia de la política de masas fueron dos elementos de un desarrollo convergente que se había iniciado con la crisis de fin de siglo y que la conflagración europea contribuyó a acelerar de manera sustancial. En el nuevo escenario abierto en agosto de 1914, los intelectuales ocuparon un papel de máxima relevancia para desarrollar un proceso de movilización cultural que se expresó desde múltiples vertientes, que fueron desde las militancias aliadófilas y germanófilas hasta la renovación de las crónicas periodísticas. Su relación con la política se hizo cada vez más estrecha al calor del conflicto y les encontró, a la altura de 1917, en alguno de los polos de acción que pusieron en jaque el sistema restauracionista. El conflicto les convirtió en los catalizadores de la opinión nacional y, con ello, simbolizó su entrada en la madurez. A la luz de las recientes aportaciones historiográficas, este libro plantea que, a diferencia de lo que se ha pensado muchas veces, el impacto de la Gran Guerra sobre España tuvo una importancia fundamental y contribuyó decisivamente en la construcción de unos discursos y unas prácticas políticas y culturales que serían fundamentales para la renovación de las culturas políticas dominantes en las décadas posteriores.