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?El hecho de que Erwin Schrödinger escribiera poesía me resultaba tan atractivo que, con el entonces estudiante Félix Schmelzer, empezamos a indagar hasta encontrarla, con la sorpresa de que, junto a ella, figuraba ?también escrito por Schrödinger? un falso diálogo de Galileo.Tradujimos todo esto y lo publicamos. Yo, por mi parte, seguí: no pude dejar de profundizar en distintos aspectos de la visión del mundo del físico austríaco.El azar añadió lo siguiente: en 2014, año de la cristalografía, me invitaron a Padua a inaugurar un congreso que acompañaba a la exposición Cristalli, donde los poemas de mi libro Lapidario aparecían traducidos y colgados cada uno junto a su piedra correspondiente. Acto seguido me llevaron al extraordinario museo de fósiles de la ciudad, y me tuvieron subiendo y bajando escaleras para leer mis Fósiles, cada uno junto al ejemplar genuino. Ambos libros se publicaron bilingües.La sorpresa ?pues no sabía nada de semejantes cuestiones? se duplicó a partir de entonces, ya que me llamaron cada año para iniciar el correspondiente congreso, siempre en torno a Galileo, con poemas. Este nexo con Padua- Galileo, que sigue, fue para mí algo extraordinario. ¿A quién podía sentirme más afín que al que había profundizado tanto en el campo de las estrellas, que fueron la primera pasión de mi vida cuando rondaba cumplir un año?Todo esto ha dado como fruto este libro que tienes en las manos, lector.¿Dará alguno más?¿Y si digo que tanto Galileo como Schrödinger siguen en mi mesa de trabajo??.(Clara Janés).