Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
«Yo, que no soy etnólogo, me propuse mantener un diálogo con el etnólogo, con el hombre de ciencia; le hice con ese fin preguntas que lo obligaban a distanciarse bastante de su disciplina, pero menos, mucho menos de lo que puede parecer, porque no me olvido de que si apela a las matemáticas, apela igualmente a la aprehensión poética. Onico quizás entre todos los hombres de ciencia, le es preciso apuntar a la identificación con su objeto, con el otro. Le es preciso también descubrir -para conocer- las propiedades poéticas del lenguaje. Cuando creo atraer al etnólogo, cuando finjo atraer al etnólogo hacia el exterior de su campo, no olvido que le demando acudir a la aprehensión poética. Pero las cuestiones que yo planteo al hombre de ciencia no son las que se plantea él mismo, y quisiéramos conocerlas; con el eterno rectificativo: nosotros, hombres corrientes, pedimos -ingenuamente, esto es indudable- enseñanzas al hombre del conocimiento. Quisiéramos saber lo que él concluye, porque queremos conclusiones; lo que él nos dice, porque entendemos que dialoga con nosotros; lo que les dice a los otros hombres de ciencia, porque esperamos que para él, que también es poeta, lo humano quede preservado.» (Georges Charbonnier)