Sarah Daniels es una respuesta de Dios a las tantas oraciones que muchos hemos hecho para que la unidad en el cuerpo de Cristo se haga presente y que esta se materialice. Ya que no podemos seguir trabajando cada quien, por su lado, como si fuera para nuestra propia parcela. Aquí trabajamos todos para un mismo reino, y es evidentemente que esa unidad es la que hará que este mundo conozca a Jesús y se postre a sus pies, buscando las almas y la salvación que solo es a través de Jesucristo. En Efesios capítulo cuatro, el apóstol Pablo nos hace hincapié en la unidad de la iglesia. Luego nos dice el propósito de la iglesia y nuestra responsabilidad como miembros. Las funciones para la unidad de la iglesia están descritas y muy bien definida en Efesios 4:4-6. La iglesia es una, porque es un solo cuerpo, un solo Espíritu, una sola esperanza, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos. Y cuando usted y yo logramos entender esto, vamos a ceder a lo que quiera el Espíritu de Dios hacer y no buscaremos protagonismo. Esta obra es un sonar de trompeta de parte de Dios para que despertemos, es un sonido certero que nos dice que avancemos unidos al propósito del Eterno. La iglesia es un cuerpo constituido por muchos miembros que proceden de toda nación, raza, lengua y pueblo. En Cristo somos una nueva criatura; las diferencias de raza, cultura o nacionalidad no deben causar divisiones entre nosotros, pues todos somos iguales en Cristo, quien por un mismo Espíritu nos ha unido en comunión con Él. Y es maravilloso ver como esta visión de entretejidos está uniendo al pueblo de Dios que está esparcido por el mundo. Estamos hablando un mismo lenguaje, el lenguaje celestial; y este es un lenguaje de fe, que sigue una misma doctrina, la del amor y la compasión, la del servicio y devoción al Dios que nos llamó y tomó por soldados. Sarah Daniels es una respuesta de Dios a las tantas oraciones que muchos hemos hecho para que la unidad en el cuerpo de Cristo se haga presente y que esta se materialice. Ya que no podemos seguir trabajando cada quien, por su lado, como si fuera para nuestra propia parcela. Aquí trabajamos todos para un mismo reino, y es evidentemente que esa unidad es la que hará que este mundo conozca a Jesús y se postre a sus pies, buscando las almas y la salvación que solo es a través de Jesucristo. En Efesios capítulo cuatro, el apóstol Pablo nos hace hincapié en la unidad de la iglesia. Luego nos dice el propósito de la iglesia y nuestra responsabilidad como miembros. Las funciones para la unidad de la iglesia están descritas y muy bien definida en Efesios 4:4-6. La iglesia es una, porque es un solo cuerpo, un solo Espíritu, una sola esperanza, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos. Y cuando usted y yo logramos entender esto, vamos a ceder a lo que quiera el Espíritu de Dios hacer y no buscaremos protagonismo. Esta obra es un sonar de trompeta de parte de Dios para que despertemos, es un sonido certero que nos dice que avancemos unidos al propósito del Eterno. La iglesia es un cuerpo constituido por muchos miembros que proceden de toda nación, raza, lengua y pueblo. En Cristo somos una nueva criatura; las diferencias de raza, cultura o nacionalidad no deben causar divisiones entre nosotros, pues todos somos iguales en Cristo, quien por un mismo Espíritu nos ha unido en comunión con Él.