Standaard Boekhandel gebruikt cookies en gelijkaardige technologieën om de website goed te laten werken en je een betere surfervaring te bezorgen.
Hieronder kan je kiezen welke cookies je wilt inschakelen:
Technische en functionele cookies
Deze cookies zijn essentieel om de website goed te laten functioneren, en laten je toe om bijvoorbeeld in te loggen. Je kan deze cookies niet uitschakelen.
Analytische cookies
Deze cookies verzamelen anonieme informatie over het gebruik van onze website. Op die manier kunnen we de website beter afstemmen op de behoeften van de gebruikers.
Marketingcookies
Deze cookies delen je gedrag op onze website met externe partijen, zodat je op externe platformen relevantere advertenties van Standaard Boekhandel te zien krijgt.
Je kan maximaal 250 producten tegelijk aan je winkelmandje toevoegen. Verwijdere enkele producten uit je winkelmandje, of splits je bestelling op in meerdere bestellingen.
Los terrores de la infancia, la educación estricta, el proceso de aprendizaje, la aparición de la literatura, las transformaciones del cuerpo, la salida de la casa familiar y los tropiezos del amor están narrados por la protagonista de esta historia con emotivo y sincero orgullo. «No podía creerlo: la belleza había tocado a mi puerta, y era insípida como aquella inocente zanahoria.» En este conmovedor relato, «autobiografía falsa» según la autora, una niña nacida en una sociedad que tiene un enorme aprecio por la belleza descubre que es considerada fea. Mientras la religión, la enfermedad, el amor y la muerte van emergiendo de una realidad tal vez más amarga de lo que imaginaba, la protagonista logra sortear esta percepción temprana gracias al estímulo de las palabras y a una innata e imaginativa rebeldía. ¿Qué me hacía indigna de ser amada? Lo primero que se me ocurrió fue mirarme en el espejo. Lo que vi era perfectamente conocido: una niña común y corriente, de nariz chata y frente muy amplia. Hice el ejercicio de volver a cero, de hacer de mi conocimiento tabula rasa, como predicó Descartes, de desconocerme. No lo encontré fácil. Traté de percibirme, entonces. De acuerdo a los epítetos de mis hermanos en las peleas: y sí, era cachetona, sí, era gorda. Mi boca era un corazón minúsculo, mis ojos un par de rendijas iluminadas. Sí, era fea. Èsta es una novela cargada de humor y del lirismo impecable característico de la prosa de una de las escritoras colombianas más destacadas de nuestros días.