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En París, en un centro de día, Verónique, psicoanalista, se hace cargo de Orion, un joven adolescente gravemente perturbado. Pese a sus dificultades, Verónique comprende que el chico está dotado de una pujante imaginación y asume la tarea de encauzarle en la senda del dibujo y la escultura. Los vericuetos de la creación y los de la vida cotidiana aparecen sembrados de incertidumbres y fracasos, pero, en sus «dictados angustiosos», Orion consigue abrirse a la palabra y expresar verbalmente lo que le atormenta. Con el transcurso de los años y por vías insólitas, la obra -la obra interior y la obra artística- aparece y se afirma. El delirio, la confusión, los sorprendentes efectos del arte encarnado en actos, la paciencia de los insociables que comparten los esfuerzos del «pueblo del desastre» (los discapacitados), el misterio indecible del sufrimiento que combate contra la terca esperanza, tales son los temas de este libro en el que Henry Bauchau ha volcado buena parte de su experiencia de la psicosis y el análisis a fin de alcanzar, más allá de lo vivido, la vida novelesca. Presidida por el signo de la esperanza, la presencia fugitiva del «niño azul» ilumina a Orion y a Verónique en su andadura por una senda de compasión.