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Alexandra Solaris no ha jugado al ajedrez desde el asesinato de su pad re en Rusia, cuando ella estuvo a punto de convertirse en el Gran Maes tro más joven de toda la historia. Diez años después la partida vuelve a empezar.Katherine Neville trabajó durante veinte años como asesor a de instalación de sistemas informáticos en compañías financieras y e nergéticas. Entre sus clientes se encontraban empresas y organismos ta n relevantes como IBM, el gobierno argelino, la OPEP, el departamento de Energía de Estados Unidos, la bolsa de Nueva York y el Banco de Amé rica. Obtuvo un posgrado en literatura africana y durante algunos años se ganó la vida como fotógrafa, modelo y pintora. Ha trabajado en sie te países de tres continentes y en más de veinte estados de Estados Un idos. Sus amplias y variadas experiencias constituyen una rica fuente de inspiración para sus novelas. El ocho (publicada por primera vez en 1988) fue la primera de ellas y se convirtió enseguida en un enorme é xito internacional. En España sigue siendo una de las novelas más leíd as veinte años después de su aparición. En 1994 publicó la segunda, Ri esgo calculado, y en 1999 El círculo mágico. Su última novela es El fu ego, la segunda parte de El ocho.Colorado, 2003: Alexandra Solarin re cibe una inesperada invitación a la fiesta de cumpleaños de su madre, Catherine Velis, quien nunca antes había celebrado este día. Años atrá s, la propia Cat, junto a su marido, había repartido por diferentes pa íses del mundo las fabulosas piezas del ajedrez de Montglane para que nadie nunca pudiera reunirlas y hacerse con el secreto poder que conti enen. Cuando Alexandra llega a la casa familiar en las Rocosas, la viv ienda está vacía. Su madre no aparece pero sí una serie de invitados i gualmente inesperados. Algo sumamente importante está ocurriendo y Ale xandra acepta el reto de seguir las misteriosas pistas que ha preparad o su madre..La búsqueda la llevará desde Colorado hasta las lejanas ti erras de Rusia y el mismo corazón de Washington, ciudad donde reside, y se encontrará en medio de un juego ancestral cuya existencia ni sosp echaba. Los invitados a la fiesta serán sus compañeros de viaje; sin e mbargo, no todos jugarán de su lado. Porque, si bien t