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Firmín es el mejor carpintero que jamás haya existido, de manera que el día en el que el barón Von Bombus pierde un brazo en el fragor de la batalla, el Médico, la Baronesa, el Ministro y el Cardenal acudirán a él para que le fabrique uno nuevo al incansable guerrero. El resultado será tan espectacular, que las ganas del barón de seguir combatiendo seguirán creciendo en lugar de disminuir y Firmín se encargará de ir reemplazando las extremidades dañadas en sus contiendas hasta casi quedarse sin madera. Así llegaremos al hilarante desenlace de la historia del noble que gusta de batallar y de su carpintero de cabecera, un final tan redondo como la figura del Barón. Iban Barrenetxea ilustra este cuento con imágenes de doble página ricas en detalles y toques de humor. No falta un delicioso desplegable para ayudar al lector a perderse en las escenas de esta historia que, a pesar de su sencillez, se abre a múltiples interpretaciones y que nos recuerda aquel dicho para invocar a la buena fortuna que el Barón supo aplicar tan entusiasticamente: ô¡toca madera!ö.