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Juan Antonio Sagardoy Bengoechea, director del Instituto de Estudios Sociales enel momento de aprobarse el ET de 1980, en el prólogo del libro, con autorizadaopinión afirma:?El libro que tenemos en nuestras manos contiene una excepcional crónicadocumentada y rigurosa de la promulgación del Estatuto de los Trabajadores, poralguien que de modo principal fue su impulsor y negociador a lo largo de1979-1980. Calvo Ortega fue un brillante Ministro de Trabajo en una época singularcomo fue la Transición. Supo negociar sin abdicar de ningún punto esencial delEstatuto y logró que el Partido Socialista y los Sindicatos ?principalmente la UGT?,dieran un amplio asentimiento al Estatuto, lo cual fue muy meritorio.En este libro se logra una visión certera y hasta ahora desconocida de los debatesparlamentarios del articulado del Estatuto. Todas las negociaciones las llevó muypersonalmente Calvo Ortega, y su talante conciliador hizo posible que una normatan esencial en el mundo del trabajo fuese aceptada sin rechazo alguno, y que suaplicación fuese pacífica y fructífera. Pero, como digo, ello no fue un frutoespontáneo, sino el fruto del trabajo minucioso y eficaz del entonces ministro delramo.Como es lógico, el Estatuto ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo, pero auncuando algunas de las reformas ?como las de 1994 y 2012? fueron relevantes, elEstatuto no ha perdido su impronta esencial: ser un razonable instrumento deconcordia y equilibrio entre los intereses generales, los empresariales y los sociales,y a lo largo de estos 40 años ha sido un formidable instrumento de paz social. Eltrabajo de Rafael Calvo nos da las claves de ello?.